Incensario de oro para el peregrino,
sobrevive en vela
entre los muros de un país sombrío,
en la noche sepulcral de locura
cuando se hunde todo en lo oscuro
y se acercan prohombres
tratando de sobornarlo.
No le deis limosna con pezones rosa,
dadle ojos completamente abiertos
para desde el templo de Minerva
mirar las estrellas
que la niebla permite adivinar.
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