Muerta la sombra una campana lleva nombre de fusil
se abre un cuerno de melancolía quebrando el espejo
filtro del guisante erizado como una catedral masticada
ralladita sobre el tibio bosque del payaso
desquiciado a ritmo de maracas y recuerdos de cacahuete
con el césped recién cortado cerró para siempre la quiniela
en su caverna
sus ahorros ducados y ejemplar gasolinera
con un estruendo mutilado el matador de abrigos
dibujó sobre su cama un caballo atado a la nada.