HOY NO PUEDO ESTAR CONTIGO

 


Hoy no puedo estar contigo 

soy cauce del torrente

un niño despedazado en cristales

pequeña estatua hecha de helado

con ojos de cuero y corazón de espagueti

atraído por el tañido de la campana de almendro 

ante la pálida puerta del frío

lo siento Emma amor mío 

hoy no puedo estar contigo 

el zumo de los pequeños soles

es dueño de mi silencio 

me siento junto a la nieve 

como un ángel ante el espejo 

cuyo corazón sangra gota a gota

temblando sin abrigo

porque hoy no puedo estar contigo.








BUCEANDO EL ABISMO

 


Buceando el abismo 

para negociarme lástimas

y distintas plastilinas que del pecho salgan

esos cuerpos parásitos pegados como sombras

y libre de mi carga 

plegarme al misterio del amor 

entre los dedos de tus pies

en las higueras con sus lagartos

de impetú salvaje incontrolado

haberte amado cuando no fuiste mía

porque ni me conoces ni sientes

mis rayos ardores que derraman flores

más allá del cielo y la fuga del sol

en cada sombra una luz una palabra 

Emma

este diciembre mi locura primitiva

contempla sobre la balaustrada 

eternamente una esperanza.

















EL SENTIDO DEL PULPO

 



Allá, en un claro espejo,

donde las damas pasan el tiempo 

crujiendo uniformes con sus pies,

muchos héroes esperaron la muerte

sembrando labios secos. 

Pero yo aún estoy al otro lado del espejo 

y lo contemplo nimbado 

por nieve en polvo y acebo,

reflejando a la abuela muerta en la despensa

y al riñón del tío bajo las mantas

que participó activamente en campañas políticas,

mientras el órgano de Serge Gainsbourg

flota iridiscente entre sobrecamas herméticas y naftalina.

Después de treinta años,

he comprado un abrigo nuevo

y eso puede cambiar mi vida

porque busco en todas las cosas

el sentido del pulpo

y las flechas encendidas del desconsuelo,

abriendo caminos en la nieve

donde fluyen todas las sombras 

de una mujer devota del Diablo,

cuando su máscara de barro 

yace en tres pedazos en el suelo.








Con El Hacha Al Hombro (Poema de Navidad)

 


Los recuerdos me asaltan de repente

con negra vestidura y cera que desciende

porque hoy la Navidad viene

con el leñador y su hacha 

sobre mi jersey de hiedra verde.

Bajo el muérdago el Diablo me besa

con sus labios de filo de obsidiana

y en mi epifanía 

Emma desciende invisible desde lo alto,

crepitante de peta zetas,

mientras en la ventana 

alguien finge que caen copos de nieve.

Por fortuna no paso frío, 

pues prendo hogueras con mis pinturas

y en el fuego contemplo el umbral de Dios, 

parnaso encendido 

para caminar hacia el crepúsculo 

con el hacha al hombro

y la tormenta como abrigo. 













MIS OJOS VELERO TIGRE



Ten mis ojos velero tigre 

encendido en la tiniebla 

errante entre tus manos 

junto a la degollada orilla

de un río de sudores 

y arquitectos con bonitas caderas

al pie de las adelfas.

He regresado al bosque invernal

a beber whisky con el ciervo

y alzar mis oraciones al cielo 

con voz de bambú 

para que después me despedaces

con el buitre al acecho.














Se Cría En El Sueño Fértil

 


Sutilmente se cría en el sueño fértil

con el barniz despeñándose 

sobre la fuente del huerto

donde el suspiro de tu llanto

es un puñado de cucarachas haciendo sonar el violín 

mientras me viola un oso en la caverna del paladar

y un montón de niños duermen encima de la mariposa.














EL RAMAJE DE TU CARNE

 


El ramaje de tu carne 

abrigo imposible 

del que brotan las persianas 

echando el ancla en un tiempo que huye.

Vibra una armonía redonda 

sobre el agua hacia el oeste 

y un perro de plata electrizando mis labios 

sin más patria que la muerte.














SOÑÉ QUE TE HABÍAS IDO

 


Soñé que te habías ido

bajo esa luz extraña e inmutable

apagando la estrella embriagante

y decidí no esperar más

volcando su ceniza en mi sombrero

desmayado en la sombra de la carne

en un combate imposible de fregonas y esqueletos

con los dientes convertidos en golondrinas 

y la tumba demasiado grande 

con sus torrentes de lava y circuitos digitales.

Soñé que te habías ido

por mil caminos en el viento

dejando atrás armaduras destrozadas

y un niño siguiendo tu insegura huella

ante la dulce llamarada. 










Columbo And The Guest Stars

 


Teniente Colombo 

el ano del portero se convierte en fajitas 

hasta hacerse jalea 

contra una pared de agua fría 

en la sombra de un planeta imaginario.

Sobre las altas torres,

saco a dar un paseo 

al cachorro astral 

por detrás de un laberinto de buzones.

Mis manos pintan una cueva 

oculta en el boscaje.

Entro en la partida,

irrelevante y ajeno al caso, 

en sangrienta batalla decisiva,

sin poder ver los escalones 

ni la médula del ser cuya espuma 

se multiplica en la oscuridad,

cuando el teniente 

tiene una pregunta más 

y yo ninguna respuesta.











DOBLAR UNA ESQUINA

 


Finge un esqueleto

el rumor de una gota de sangre

haciendo sonar las pizzas

decoradas con guantes.

Corro las cortinas de tus párpados

y en hogueras de palisandro 

quemo tu nombre.

Te llamo golpeando la tumba 

en el fondo del río,

esperando tu respuesta,

pero Emma es una enfermedad lejana,

tan incierta como doblar una esquina

y te vuelvas a mirarme.

Si lo hicieras te repetiría tres veces 

las palabras que en sueños me pediste

y nadaría entre peces lucientes

hasta la playa donde habitarte.




ESPOSA DE CARTÓN

 


El vino está hecho de crepúsculo boreal 

y mi esposa de cartón carece de palabras 

cuando su acné se cae hacia el suelo 

en tan mortuorio invierno.

Silencio y melancolía 

en la taberna contigo,

ignorando el final a cara o cruz 

con el pétalo en los ojos.














Estrechando La Mano Del Verdugo

 


Vivo al margen 

siempre disconforme en todos los pijamas 

porque el barro sabe respirar muy hondo 

sangrando la vida cotidiana 

tan lejos de la bóveda finita 

con vagabundos transitando sin pena ni gloria 

en cada sombra ausente bajo velos almacenados 

de un hombre ya de vuelta de todo 

estrechando la mano del verdugo.









SOL DE JUGUETE

 


Y vuelvo a la luz 

flotando en las aguas 

que borraron para siempre ese lado del pupitre 

en el mismo lugar que habité siendo joven 

la fuente de algún sol de juguete 

que se extinguió contra el tiempo 

aquella tarde de diciembre 

cuando tejí mis arañas 

con pastos helados y sibilantes rachas 

en la indolencia de una cama 

estallando su petardo inflexible 

sobre la losa de mi tumba 

con su destello de rojas flamas.










TEMPLO DE MINERVA

 


Incensario de oro para el peregrino, 

sobrevive en vela 

entre los muros de un país sombrío,

en la noche sepulcral de locura 

cuando se hunde todo en lo oscuro 

y se acercan prohombres 

tratando de sobornarlo.

No le deis limosna con pezones rosa,

dadle ojos completamente abiertos 

para desde el templo de Minerva 

mirar las estrellas 

que la niebla permite adivinar.










ÚLTIMA CENIZA

 


La carne escarnecida termina abruptamente 

ama todo lo que es frío 

sin encontrar la luz de la cama 

para mantener el proyecto 

en esta esquina fresca 

y un ansia de larva en mi costado 

alertándome

si de pronto el reloj se detuviera 

y la nariz que dejaste en mi recuerdo 

fuese trino de gorrión 

yo sería la última ceniza de tu ausencia.














NO CESA DE CRECER

 


Ojos tenebrosos 

sobre la fría escalinata 

por donde los vampiros y sus frescos laureles 

se deslizan con su media flor al hombro.

Noche de miedo y jazz 

con las aguas del Padre inundando 

su arcaico perfume.

Madre estrellada 

hacia la cena misteriosa.

Soy una pieza más del engranaje 

tratando de obturar la corriente, 

pero tú eres sólo un ser arrodillado 

ante una deidad nimbada por un porro 

que no cesa de crecer.
















LEÓN VERDE

 


Sobre los árboles de helado verde 

la piruleta más dulce respira 

como león de esperma goteante 

cuyas orejas no cuadran en el cielo 

ni en un trono celeste.

He tallado mi efigie 

con temblor de perro y adarga de zombi,

catapultado por las ansias del suicidio 

hacia el bolsillo brumoso del arcipreste.

Rajo las máscaras,

las abro y me adentro en ellas,

cayendo sobre un valle crepuscular,

donde un león verde devora el sol 

hasta hacerlo sangrar.