Y vuelvo a la luz
flotando en las aguas
que borraron para siempre ese lado del pupitre
en el mismo lugar que habité siendo joven
la fuente de algún sol de juguete
que se extinguió contra el tiempo
aquella tarde de diciembre
cuando tejí mis arañas
con pastos helados y sibilantes rachas
en la indolencia de una cama
estallando su petardo inflexible
sobre la losa de mi tumba
con su destello de rojas flamas.
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