cubre la casa abandonada
junto a los eternos cristos
del camposanto.
Dentro de mi gabardina,
los astronautas hierven en la
sopa
como aborto espontáneo.
Ella me espera bajo la
lluvia,
sentada sobre una sombra de
manchas.
Yo soy un helicóptero
Yo soy un helicóptero
hecho con pestañas de caracol,
revoloteando alrededor de su
corazón de tinta.
Guío al rebaño y lo encesto
en la canasta,
los ojos botan contra el muro
y unos muslos redondos y
poderosos
cierran el paso al tranvía.
Debo partir antes de que el
amarillo
de mi alma desaparezca
y los campanarios y cofradías
de ángeles
tomen color a moco.
Adiós, mantícora.
Cada rosa de la fuente
lleva un sombrero llamado noviembre.