LIMPIO Y SUCIO

 


Banquero, debo ir hasta el fin de la sal

sobre una tapicería bordada con petit-suisse,

porque el ascensor no funciona, 

tiene ojos de talco y arrastra un lodo antiguo.

Pero no me importa caminar,

aunque siempre me siento extraño en algún lugar del camino, 

en súbito zig-zag,

y sólo soy yo mismo 

cuando me planto bajo la curva azul de la cúpula.

El mundo es un lugar limpio y sucio

y es imposible disfrutar de cada uno por separado.

Dos cucarachas de Júcar

recorren la mesa donde están los senos

y el viento sopla en dirección a las palmeras.

Ella estaba hecha para mí, como una casa abierta.

Sabes, aún me masturbo y después me ducho

y uso colonia porque puedo y te amo todavía.





MI SOMBRA SE VOLVIÓ A MIRARME

 




Mi sombra infeliz modelada por distorsiones,

se adhiere a mí con guillotina de pegamento

por las carreteras oscuras de los submarinos,

tan limpia y austera por las luces largas

del helado marchito,

cincelada por obra del tiempo y mi acervo,

inmune a toda caída, siempre dependiente,

no tiene nada que hacer pero se volvió a mirarme

en un desastre de líneas negras,

haciéndome añicos en lo más interior

con miedo a verse en otro tiempo.

Hija de mi altura pero apreciada por distintas magnitudes,

su nombre es Jones y su misión es secreta, 

lista para relevarme hacia la inmersión final,

llevándose de mí todo aquel tiempo tan hermoso.







Las Suelas De Los Botines de Covadonga Cadenas

 


Quien me espera está lejos borrando la noche, 

secando los recuerdos de la infancia 

entre los hilos tensos de una década envolvente

que tira de mí y me arrastra.

La espuma más exquisita cae del cielo,

calladamente como un acorde tímido,

sobre mi cornisa hecha de homúnculos.

El amor ya no vibra como antaño,

toda mi habitación es una cueva 

con venas que afloran en su piel.

Los arcontes escriben sus mentiras,

mientras muero sobre la nieve de la cama

junto a un árbol envejecido.

Tal vez, por un momento, 

sentí aquel narcótico amoroso,

aquella rosa de melancolia adormecida en el viento,

tan ridícula y sobada como el rito de un paisaje

que ya no reconozco.














JUNTO A UNA VIRGEN DORMIDA

 


Junto a una virgen dormida,

el caballero sigue confiando en la vida.

El lecho de hierba donde se tumban

es una inmensa cabellera verde.

El caballero golpea las estrellas

y al caer forma con ellas una manta

para arropar con chispas de luz a su amada,

pero, al alba, ella es sólo 

una pila incinerada.








 





La ONU, Aquelarre de Brujas

 


Se abre el suelo bajo mis zapatos y no encuentro uno de mis testículos

trotando por el laberinto en busca del jardín de nuestros padres,

sólo hallo a niños cercados por círculos de ceniza en los trasteros de la ONU

y a sus falos hacinados en las torvas del ministerio, sin posibilidad de retorno.

La ONU es un aquelarre de brujas y los perros lloran el aire triste de la ciudad,

gimiendo, suplicando mi ayuda, pero yo sólo contemplo corbatas y zapatos de tacón 

medrando por los pasillos fantasmagóricos en el misterio de las estructuras,

declinando los jardines en polvo a la ilusión.

Ellos erigen sus monumentos secretos y yo guardo el zapato de Annie Besant 

lleno de esperma frenético entre olor a cuartel y ramos de lirios.

Ellos ahogan la pequeña industria 

y no perdonan al minúsculo sol discordante que se nutre de cenizas bajo la nieve.

Estoy solo, junto a los perros, custodiando este féretro mojado por la lluvia,

mientras escucho los tambores que provienen del templo de las Naciones Unidas 

en su lánguido aquelarre de brujas.














MICRÓFONO PRIMORDIAL

 


Micrófono primordial descendido del cuerpo

tus violetas llaman al timbre al filo del recuerdo

cuando fuiste mía y se inclinaban las colinas a golpe de besos

y temblaba la maceta de lavanda en el herbolario de las pupilas.

Ahora todo es distinto,

ya no vagamos entre dedos disecados 

porque los cortinajes de la mano han empolvecido impregnando toda la estancia.

Sólo queda el recuerdo,

las tardes de vino dorado alentando el combate de tu falda perdida

para revelar aquella primitiva forma de emperatriz clamando mordiscos 

y otros recuerdos que me torturan sin saber aún su desenlace,

oscilando de un lado a otro 

como si fuera un dado lanzado por Emma,

oyendo el mar desde la arena.














Rockefeller, Diosa de la Diarrea

 


Rockefeller diosa de la diarrea 

con los codos acaricias una perra llamada Gibraltar 

persiguiendo en el bosque a los payasos 

y a las minorías sin colectivo sabroso

arrastrando sombreros de copa y barcas vacías

hacia lejanos ostracismos donde recojo la luz del alma

separándonos como cercas 

sabiendo que ya no llegará la primavera 

porque somos abortos para tu dios Moloch sediento de cachorros inocentes

ante la inmensidad de la nada y la impiedad de tu séquito

anhelando el retorno del Toro de Fuego

y sus dulces cantos de arpa.














Secuestrado En La Cama

 


Secuestrado en la cama

la llama de una milésima de arroz

apuntando hacia el ocaso

suena la trompeta del pensamiento

entre silencios desmembrados

y sobre el barranco la torre

se derrumba frente al rayo

pero tú sigues ahí 

exhalando fragancia de carne

contemplándome 

con los ojos en las manos

siendo yo oculta soledad

atrapada en un tubo de ensayo

porque no existo 

soy un piloto ciego

un vampiro amante de la soledad

que se aburre con vuestros tormentos

en una incesante ola 

de recuerdos manipulados

cuando las estrellas son destellos de odio

y el Diablo se acuesta a tu lado

ofreciendo su mano.

















ESE MONTÓN DE HORMIGAS

 


Pronto vendrá la primavera 

y emergerá el cadáver de la azafata bajo la nieve 

y sus zapatos feroces cruzarán las calles comerciales

la luz del atardecer sobre la fábrica abandonada 

ante el espejo de los tumultos 

el aire ido de una adolescencia prehistórica 

a punto de explorar muriendo sin remedio 

enésima afonía de la autodestrucción

con sus tetas de nata golpeando las puertas

espantando a los perros que ladran 
doblando las esquinas

lamiendo el otro lado en busca de luz

pero sólo hay oscuridad 

porque habéis destruido la felicidad 

como yo la maté para envejecer contigo

junto a un tallo de agua limpia

sobre ese montón de hormigas.









ÚLTIMO ATARDECER

 


Mi cabeza frita su resplandor de músico vivo

el arpa de la melancolía hacia el silencio 

ensimismada tumba de culpa 

en torbellino sublime y violento

para siempre para nunca

nado hacia dentro

en el recuerdo de los monstruos matemáticos

llenos de caspa y legañas  

en una casa asaltada por el ruido 

y autómatas vacíos 

para huir encima de una galleta

hacia el sol de un jardín imposible

donde el Diablo te arranca el alma

bajo la tormenta fresca

del último atardecer.