Secuestrado en la cama
la llama de una milésima de arroz
apuntando hacia el ocaso
suena la trompeta del pensamiento
entre silencios desmembrados
y sobre el barranco la torre
se derrumba frente al rayo
pero tú sigues ahí
exhalando fragancia de carne
contemplándome
con los ojos en las manos
siendo yo oculta soledad
atrapada en un tubo de ensayo
porque no existo
soy un piloto ciego
un vampiro amante de la soledad
que se aburre con vuestros tormentos
en una incesante ola
de recuerdos manipulados
cuando las estrellas son destellos de odio
y el Diablo se acuesta a tu lado
ofreciendo su mano.
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