EMPAPARME DE DIOS

 


Cargo a cuestas un cajón negro

mientras un planeta a lo lejos refulge

escuchándose el sonido de tus pasos

y el gotear de los gorriones de mermelada.

Ahora habitamos en regiones contrarias,

en una telaraña de un sigiloso teatro,

pero quizás mañana nos alimentemos 

de la carne de los toboganes 

y un pedazo de luna 

sea nuestra cena en un restaurante.

En este plano de existencia, 

yo velo insomne 

dentro de una mortaja con olor a cerrado.

Sólo necesito una linterna

para entrar en la caverna de la voz humana

y empaparme de Dios

bebiendo el zumo de oro de tus manos

antes de que despunte el alba.

















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