Cada instante que vivo
siento una fría sombra a mi lado,
una llave en el culo del zombie
derramando sus lágrimas sobre los muros.
En el patio la lluvia empieza a caer
y Super Ween planea por el claustro sombrío.
El polvo regresará a mi celda
y yo con la nariz amarilla
rescataré ese mundo antiguo
donde el agua limpia corría sobre la madera.
Lo reconozco,
he vivido de mala manera,
entre las bragas de los bosques que sirven al recuerdo.
Estoy solo en la tiniebla
con el negro de ojos azules
y las llamas del infierno en su mirada.
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