Los Ochenta Ya No Volverán

 


En el bosque oscuro,

los zapatos colgados de la luna 

miran con envidia el brillo de las estrellas danzantes.

El universo eyacula galaxias que se expanden 

en un orgasmo cósmico desbordante.

Soy la tiniebla del reloj devorando el tiempo

con la ceguera de una lombriz en la fundición,

transformándose en dragón hasta volar al "Caracol" de los ochenta,

junto al perfumado fumador de pipa que rellena quinielas. 

Los ochenta ya no volverán;

el grano de la imagen se perdió,

pero su olor y su música siguen sonando en mi mente sin parar,

ausentándome del presente,

perdido en un tiempo de nostalgia que se fue.













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