Contra las aguas del pan,
tu sexo levita por aquella ventana
percibiendo los sonidos
en la mente del lápiz,
cruzando el puente
como un mareo negro
anunciándome al Diablo.
Tardaré mucho tiempo en nacer,
rugiendo como un tigre
con la dignidad del astro salvaje
y las lámparas estallarán
exhalando ámbar quemado.
Hoy no iré a clase,
pues el colegio se ha derretido
en la nieve de los polos,
pero si acudiré cuando tu cabellera
encienda los almendros
atravesando a nado
la noche acuática
arañada en la sombra,
abandonando la feliz soledad
de mi disco duro.
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