Si tuviera una pregunta más
sería para Dios
porque ha vuelto del revés una estrella
y ahora sé que el Diablo es una rosa
con su lengua bíblica lamiendo el helado en el vestíbulo
sin afán de huida
esperándome con matrícula de Nueva York
en un cajón de la cocina
donde escucho un eco obstinado
el caer de los cereales
sobre el cáliz fragante
y de repente recuerdo ese dulce déjà vu
cuando anoche me crucé con alguien
y no sé desde qué oscura soledad
me comprendió por un segundo eterno
sin apenas mirarnos
jugó con mi polla y arrojó su máscara
con un puñado de rosas
era una mujer era el Diablo
venido de otro planeta
redondo frío verdoso
emergiendo en la tiniebla
como una sandía etérea
rozándome con su tacto.
Ahora sé que nunca estaré solo
porque tú me hablas
y Jesús llora por mí
lágrimas de miel de abeja.
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