En un bolsillo negro
se hundiría esperando lo imposible
esta sangre luminosa de la memoria
que recibe y desprende la noche
con los órganos celestiales sobre los brazos
subiendo al garage de los montes
a través del bosque y la nieve
borrando las huellas de la conciencia
para seguir nutriendo
un bocadillo en el culo
sobrevolando el cojín Manolo cometa de boulevard
con el cadáver frustrado e inaudible
el fluir de la sangre desvaneciéndose cada día
mientras ardo en el granado trigal
y una orquesta de olas me acompaña
con su ruina sonora
por el mundo de los vivos
en un aquelarre sin fin.
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