Antes De Que El Viento Se Lleve Mi Esperma



Antes de que el viento se lleve mi esperma 

con los genitales de los tambores sobre la cama vacía,

me despido con sudor helado 

de mi calzoncillo sufriendo en la mesa del traductor.

Una ráfaga helada rompe el silencio de la noche 

y escucho el roer de la sierra del carpintero 

y la trompeta del perro del parque 

lagrimeando sobre la hierba húmeda.

Enloquecido corro por la plaza 

con mi sombra marchita sobre los brazos,

lamiendo la locura 

como un perro borracho 

sin más alcoba que la luz 

iluminando un trapecio en la oscuridad.














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