El viejo fonógrafo y los botines negros
junto a la ahumada guitarra
de Skip James o Charlie Patton,
sin ancla y sin regreso,
con bramidos fatales
violando a la diosa frágil en cada curva,
porque el whisky de maíz pega duro
y la virgen es una llama
con cuello de pájaro.
Un trago de ceniza,
un latido sembrado de blues
cuando alcanzas el límite fatal
y entierras los dedos
en la fresca flor del tabaco.
CHARLIE PATTON (C.Sandre, 2019) {Oil, R.Crumb Copy}
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