CANTATA DE AMOR 83





Un leve roce de fuego

y las mejillas ardiendo lentamente 

en mi habitación espermática

donde el vaho y el vidrio masturban la carne vencida 

derramando leche de estrellas sobre el horizonte.

Los escultores son troncos 

chispas de polvo en la lengua de la reina

sobre mi cabeza de pupitre y gorriones.

Abro mis labios y beso a Emma

construyendo un piano de piedra,

sintiendo el chubasco en su boca

al filo del labio.

Quedamente, diviso la bruma entre sus senos

proyectando un péndulo desconocido,

engendrando pájaros entre las hojas de mi ducha.

Entonces cae un relámpago,

una lágrima de mantequilla

y suena el eco verde de un reloj parado

en medio del bosque.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario