RUBIA TORTURA


Pintor de verdes
ahorcaba a la mariposa
entre los trigales del acordeón
a ritmo de blues
junto al diablo ciego
posado en su trono
rebosante de rosas
donde nació
aquella corsaria de fresa
y cornudas montañas
deshecha en mis labios
junto a un kiosko
de voz anaranjada.
Ahora planto en cada ataúd
una patata de Troya
y las mollejas
juegan a fútbol
con insectos de camuflaje,
enormes y transparentes.
Tú eres mi rubia tortura,
mi dulce cruz
y estoy solo en la espera,
siempre solo,
con la soga en la fresquera.




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