LA SOLEDAD ME SUDA



                                                         PHOTO; Tristan Savatier


Sobre una polilla gigante veo pasar la vida y sus cometas
y no despego nunca el vuelo
sólo extraigo un colibrí de los huesos
sobre las lámparas que crecen en el lomo de las montañas.
Aquellos garabatos en el cuaderno jorabado
y el corazón del falo cayendo en los depósitos del alma
fueron dividiéndome entre dos salamandras,
vilipendiado por los negros ancianos hindúes
con una llaga en la vejiga y la verga colgando en la mano
sufría el santón apoyado sobre otros barbudos famélicos
que horrorizados me miraban con odio
cuando supuestamente vivían por encima de las pasiones
y yo exiliado de la congregación yogui
andaba por el río de tu orina rubia
mojando mis labios para recrear tu rostro en mis sueños
porque ya no veo tu cara preciosa
sólo tu rubio cabello
y tu nombre pintado en azul y oro
contra el tiempo y el reloj sudoroso del sobaco
cuyas saetas son flores de lavanda
sin capacidad de flexión si no siento tu brisa cerca
porque me estoy muriendo de amor y humedad
y la soledad me suda en cada poro de tu ausencia
y un tambor marca un ritmo de guerra
desde algún lugar perdido
del Diablo.



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