Todos los Hermanos eran Crujientes

Todos los hermanos eran crujientes
cual hueso de rosa al crepitar
el llanto de la maquina del tiempo
humeando por alguna esquina de la nébula Orión
donde un ciervo musgoso galopa hacia mi barba enredada
en un agujero negro que busca otro agujero negro
goteando su esmoquin sobre una improvisada taza
mapa de semen reseco peinado por el viento
y aquella ensalada de almohadas
donde el gorila asado era una sombra
pesada como una mujer moribunda
escupiéndome flores fragantes
sobre mi corona despoblada.


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