NO HAY DULZURA EN LAS MUCHACHAS

 



No hay dulzura en las muchachas

que se esconden tras las hojas de los plátanos,

no hay amor en el jardín,

ni un copo de nieve de tu cuerpo

que pueda alcanzar con mi boca,

pero sí hay instantes en la memoria,

ráfagas tristes y algún párpado

naciendo en los talleres,

cuando el viento agita su nostalgia bordada

y Emma es un esqueleto que me habla

y yo soy un niño corriendo,

con la cartera caída,

hacia la nada.
















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