DOS SERPIENTES

 




Dos serpientes se abren

y los niños tiemblan ante la muerte,

pero yo digo;

atadme las muñecas con serpientes

bajo las raíces del árbol marino

y seré espuma y pez;

aprisionad mi sexo con serpientes

custodiadas por ángeles

y seré piedra de templo ungido;

servidme en sacrificio a las serpientes

y mi carne será áspera y venenosa

sobre los juncos agrestes;

crucificadme, si así lo deseáis,

con entrelazadas serpientes

y mi Señor se alzará sobre los océanos 

desuniendo el bien del mal

y las serpientes 

regresarán a sus estrellas 

y de las tinieblas 

emergerá la luz.



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