Un Ejército De Dedos Come Un Helado

 




Un ejército de dedos come un helado,

un contorno sin definir

de encanto placentero.

Rockefeller me habla sobre el Diablo

con pupilas agoreras

y laurel negro en el cabello.

El eco de la flauta

me empapa de nostalgia,

con su lamento inútil de esperanza

me recuerda que vivir es hacer daño

y el bosque

una hoguera de fuego verde

para el peregrino.





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