Abandonamos la senda
aparcando los neumáticos de la guitarra embarazada
antes de convertirme en traspaleta de sal
en la fábrica donde me desgasto
y el patrón mal me paga
como un ondulante pulpo frente al espejo
me abandono en noches de amor sin amor que no pueden hacer daño
con los muertos como testigos
y la lluvia silenciosa hablándome en voz baja
en tu piel tersa como frágil porcelana
la llave te penetra doliendo
hasta derribarte borrando tus labios
y aunque no puedo oírte
siento nuestra juventud lejana
como un rostro en paz frente a la estrella.
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