RUBIA TORTURA


Pintor de verdes
ahorcaba a la mariposa
entre los trigales del acordeón
a ritmo de blues
junto al diablo ciego
posado en su trono
rebosante de rosas
donde nació
aquella corsaria de fresa
y cornudas montañas
deshecha en mis labios
junto a un kiosko
de voz anaranjada.
Ahora planto en cada ataúd
una patata de Troya
y las mollejas
juegan a fútbol
con insectos de camuflaje,
enormes y transparentes.
Tú eres mi rubia tortura,
mi dulce cruz
y estoy solo en la espera,
siempre solo,
con la soga en la fresquera.




PRENDIENDO FUEGO A LA ESCALERA VERDE




El capitán del barco y su tirachinas
cae por la cascada de mapas hecha cucharas
y cuatrocientos pies de mujeres prenden fuego a la escalera verde
con mi nariz en el lecho y un fantasma de cabellos rubios
enterrando el arpa del pensamiento
en el nivel 4 del supermercado
con sus jardineros desenterrando falos entre el polvo lunar
y las instrucciones para fabricar un reloj musgoso
con pasta de dientes secreta de la Atlántida.
Me adentré en el horno
donde los pelos no existen,
sólo un recuerdo especiado de tu imagen
con olor a clavo y lavanda
y el circo donde fracasé.

                                                              Footlight Parade (1933)


LA SOLEDAD ME SUDA



                                                         PHOTO; Tristan Savatier


Sobre una polilla gigante veo pasar la vida y sus cometas
y no despego nunca el vuelo
sólo extraigo un colibrí de los huesos
sobre las lámparas que crecen en el lomo de las montañas.
Aquellos garabatos en el cuaderno jorabado
y el corazón del falo cayendo en los depósitos del alma
fueron dividiéndome entre dos salamandras,
vilipendiado por los negros ancianos hindúes
con una llaga en la vejiga y la verga colgando en la mano
sufría el santón apoyado sobre otros barbudos famélicos
que horrorizados me miraban con odio
cuando supuestamente vivían por encima de las pasiones
y yo exiliado de la congregación yogui
andaba por el río de tu orina rubia
mojando mis labios para recrear tu rostro en mis sueños
porque ya no veo tu cara preciosa
sólo tu rubio cabello
y tu nombre pintado en azul y oro
contra el tiempo y el reloj sudoroso del sobaco
cuyas saetas son flores de lavanda
sin capacidad de flexión si no siento tu brisa cerca
porque me estoy muriendo de amor y humedad
y la soledad me suda en cada poro de tu ausencia
y un tambor marca un ritmo de guerra
desde algún lugar perdido
del Diablo.