El sándwich tiene orejas
en aquella altura inmensa
sus zapatos salen por el ojo de la cerradura
y en tu culo rosado escribo con rocío tu nombre
cuando entre el aceite de las maquinas que limpio
cae ahogada una estrella fugaz
susurrando la espuma de la vajilla
y tu culo blanco tocado por una tribu negra
se aplasta contra las nubes
cartografiando mi mundo.
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