La vieja sombra sedaba la ciudad
cuando un gran sol vino de fiesta
con su boca tierna y su peluca quemada
como una mancha de luz en un portal oscuro
y la vi resplandecer
dura como el agua que muere adentro
como si cada ola pudiera ser la última
y me salpicase refrescando mi vida
sintiendo por unos instantes
la piel de un dios.
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