La cabeza me pesa
porque llevo la luna pegada en el párpado
y los perros vagan por mi alma
colgándose de los columpios
bebiendo el silencio de la estatua
y si me tocas te quedarás pegada a mí
como una mariposa adherida
al frescor de los verdores
compartiendo el destino de mi agua
aquel pasado entrelazado y perdido
preñado de besos verdes y frescos
en cada gota de este renacer
mientras nos dure el verano.
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