Unos dados mal dados
una voz anhelante de ser oída
cubierta por el moho, retorciéndose dentro del cajón,
el polvo se asienta sobre las palabras no escuchadas.
Y reflexiono sobre el suicidio,
no como rebeldía ni angustia,
sino como fin de una rutina molesta a los demás,
para adentrarse en espacios más profundos,
por el camino donde los suicidas
ronronean su moto entre la niebla,
encontrando una luz fecunda
y algo parecido a la paz
antes de la próxima encarnación.
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