Devoro su cabello rubio
en un sándwich de rock
aspirando sus cenizas
que maduran al oscuro fuego
de las patatas bravas y sus abejas de oro.
Emma es un águila blanca
de flechas encendidas
que pasea los perros de su cuerpo
haciendo gotear dulcísimas lágrimas
un látigo que me naciera
en lo más hondo de mi pana
para latigar mi espalda
hasta sangrar mi alma.
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