El cobijo que busco en la noche fría
es besarte,
tus dientes de fuego son remos
atravesando el mar que nos separa
porque yo soy un acróbata
y quiero dejar mis labios en tus labios
y una lluvia fina
que limpie los nombres de otros hombres
que antes te besaron
y asomarme a la ventana de tus ojos con lluvia de la calle,
quiero escribir en tu cuerpo
un olor a magnolia con urgente costumbre
ordeñar la leche en una gruta empapando la peonza
guardar tu flor de carne en los cajones
que sientas que te miro cuando no te miro
y que cada beso te arrebate la vida
del profundo frío.