EL PROFUNDO FRÍO



El cobijo que busco en la noche fría 

es besarte,

tus dientes de fuego son remos 

atravesando el mar que nos separa

porque yo soy un acróbata 

y quiero dejar mis labios en tus labios 

y una lluvia fina 

que limpie los nombres de otros hombres

que antes te besaron

y asomarme a la ventana de tus ojos con lluvia de la calle,

quiero escribir en tu cuerpo 

un olor a magnolia con urgente costumbre

ordeñar la leche en una gruta empapando la peonza

guardar tu flor de carne en los cajones

que sientas que te miro cuando no te miro

y que cada beso te arrebate la vida 

del profundo frío. 















PUDO HABER SIDO

 


Soy un niño que ha visto demasiado  

colgado de su nostalgia durmiendo en el alféizar

paseando por un palacio de autopsias

con flechas atravesadas en el corazón 

y la oscuridad verde entre el peine y el ciervo

abrillantando los faustos salones, las persianas nubes

el disco verifica el recorrido

pero los recuerdos 

me van destruyendo hasta el engaño 

en el instante en que la rosa

se pisa entre los dientes y los envuelve 

te recuerdo a ti 

y a todo lo que pudo haber sido.












La Desgana de las Corridas

 


La desgana de las corridas 

cuando hay cuatro pies 

y me tiembla el pulpo

en el asiento de los funerales

porque me acomodo con vestiduras de hielo

por la cueva helada de tu útero

coronada de hojas verdes

en el regazo de los espasmos

hasta diluirnos en un beso infinito

mientras mi pensamiento acaricia a Emma

sobre una nube distinta 

y nosotros continuamos fingiendo jadeos

con silentes máscaras africanas.















NO HAY DULZURA EN LAS MUCHACHAS

 



No hay dulzura en las muchachas

que se esconden tras las hojas de los plátanos,

no hay amor en el jardín,

ni un copo de nieve de tu cuerpo

que pueda alcanzar con mi boca,

pero sí hay instantes en la memoria,

ráfagas tristes y algún párpado

naciendo en los talleres,

cuando el viento agita su nostalgia bordada

y Emma es un esqueleto que me habla

y yo soy un niño corriendo,

con la cartera caída,

hacia la nada.
















SÁNDWICH DE ROCK

 


Devoro su cabello rubio

en un sándwich de rock 

aspirando sus cenizas 

que maduran al oscuro fuego 

de las patatas bravas y sus abejas de oro.

Emma es un águila blanca

de flechas encendidas

que pasea los perros de su cuerpo

haciendo gotear dulcísimas lágrimas

un látigo que me naciera

en lo más hondo de mi pana

para latigar mi espalda 

hasta sangrar mi alma.