El silencio es una culebra
que mastica la sombra del sol,
pero tú me iluminas
cuando acaricio el borde líquido
de la luna en el agua.
Estás hecha para mí
y no te asustan mis llamas
ni las nieves que guardo en el bolsillo,
pero estás lejos
con tus pétalos mojados
y un péndulo para guiarme
al infinito verde de tus ojos.