UNA TARDE CUALQUIERA

 


Una tarde cualquiera 

cambió el viento hacia la reina blanca

y la esquina de la calle fue una cabeza

cubierta de besos y mariposas

yo deseaba regresar a casa 

pero llovía mucho en la cama 

así que caminé soportando una pesada ancla

sintiendo el dolor de un implacable recuerdo

cuando una llamarada iluminó la calle

para entrar en otra casa abandonando la crema

para danzar una vez más vestido de esqueleto.
















METEORO

 


Las nubes viven en este libro 

donde el espejo nunca termina,

acariciando con sus dedos un saxo envolvente.

Es hermosa tu imagen 

como un ardiente meteoro

enredándose entre cintas magnéticas.

Si pudiera regresar a mi infancia 

todo sería más auténtico,

pero las fotos Polaroid mienten

porque en ellas escucho el ladrido de un perro

y tus pies retozando

sobre el césped fresco de mi corazón.











TE ENCONTRÉ EN EL SUELO

 


Te encontré en el suelo 

con una linterna

y un galgo tembloroso

escondido en el armario. 

Nunca he distinguido los coches, 

ni cuando pasan ni cuando están estacionados.

Todos los caminos son serpientes dormidas

y escucho un silbido que nos llama

como un viento lejano

para renacer sin palomas.
















HUYENDO JUNTOS

 


Coca-Cola goteando por el teléfono negro

con oídos por los que el mundo escucha 

el pensamiento de la máscara 

su música verde zapateando en el polvo

y ella no contesta

Emma es una orquídea abierta al amanecer 

junto a los calcetines llenos de trigo

ámbar dulce en un lecho lejano

huyendo juntos 

volando con los ángeles 

por debajo del río secretamente

la miel y el rocío 

su cabello trigueño su sonrisa

y una ráfaga de frío.