La luz no me alumbra en la tierra
y como una polilla busco las estrellas
dejando caer los pétalos de los brazos
construyendo pasos de cebra por donde vienes
porque tú eres la andaluza que cruza
como un pesado tronco flotando en el espacio
con tu nariz tendida al trueno
cómodamente recostada sobre mi lecho
abriendo los cajones de la lengua
untando de mantequilla los prados verdes
sintiendo cuando te beso la hiedra la catedral y la lejía
y esa perra que aman los locos
que se ha roto una pata un tacto en la mirada
creando un caos de líneas que me pasa por encima
como un relámpago que ilumina la lluvia
tan breve latido vino y se fue
la andaluza que cruza
pisando mis venas esparcidas por el suelo
la parada del bus y su pirámide
arañando con sus uñas
la insomne habitación de mis recuerdos.
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