La cama en llamas
abriendo las ventanas y mi camisa de trueno
para refrescar el corazón de la lechuga
y partir una máscara de polvo
cayendo lonchas de mortadela por nuestros rostros
y fuera el huracán violeta golpeando la puerta
cuando dentro brillaban ángeles frescos
y en ti hubo un árbol sacando sus ramas por tu boca
y las mariposas se posaban en mi dedo y me contagiaban su blancura
pero no voy a escribirte hasta que triunfe
como un pirata de cuento
y vengas desnuda al bosque
cuando regrese el verano.